La relación del hombre con los animales nunca ha tenido gran relevancia en las obras de arte del gótico español.
Alguien podría sacar a colación a los camellos de los Reyes de Oriente, la mula y el buey del nacimiento, la paloma del Espíritu Santo, el cordero pascual, las ovejas de los pastores y un centenar de ejemplos más.
Pero lo que se dice ser el sujeto principal del cuadro, raramente.
Por ese motivo la obra que se muestra a continuación es sumamente cautivadora. Un animal conflictivo con bozal, un dueño atribulado y un lejano pariente de César Millán se dan a conocer en: "Adiestrador de perros dominico enseñando la técnica del sit platz".
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