Normalmente la Dirección General de Tráfico trata de inculcarnos ciertos patrones de conducta mediante anuncios que muchas veces bordean el género snuff. Como el objetivo final es siempre el bien común, éstas campañas, aunque desagradables, son aceptadas como necesarias por la sociedad.
De la misma manera, la Iglesia, en una época en que no había televisión ni cuñas radiofónicas, servía como plataforma de difusión de sabios consejos.
Esta propaganda, aparecida a mediados del s. XII, tuvo una gran aceptación y se tituló: "Ponerse a separar a dos en una reyerta nunca es una buena idea".
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