No quisiera meterme donde no me llaman pero todo este asunto de monjas que trafican con recién nacidos no viene precisamente de ayer y nadie se ha escandalizado hasta ahora.
Por ejemplo, en este lateral de altar de principios del siglo XIV se aprecia perfectamente cómo un representante de la religión única y verdadera está preparando un pedido para un comprador anónimo. La persona en cuestión no quería ser identificada en el retablo por lo que solicitó a los grafistas de la época que pixelizaran su imagen.
Un título como "La compraventa de bebés" me parece que es más que idóneo para esta ocasión.
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