miércoles, 20 de julio de 2011

(Des)ilusión óptica

He sido víctima de un engaño.

Uno no se puede relajar nunca. A la que te descuidas, siempre hay alguien dispuesto a jugártela y a mi esta semana en el supermercado me han colado un paquete de panceta con truco.

Este es el aspecto que tiene cuando está en el expositor. El mismo aspecto que tiene cuando la coges entre tus temblorosas manos y empiezas a salivar como un perro pensando en cómo te lo vas a comer... calentito, en su jugo, con queso fundidito por encima (ver: receta 'Sublimación de queso sobre panceta a las ricas hierbas'):

Pero la sorpresa ha sido al llegar a casa y desmontar el envase. La panceta prometida se ha visto reducida a poco más que la franja de Gaza: un pedazo de tierra insuficiente, mal repartido y con ganas de matar a alguien.

Como corresponde al espíritu científico y objetivo de este blog, el fraude ha sido debidamente calibrado y estudiado.

Una pieza estándar consta de las siguientes dimensiones: 220mm de largo por 40mm de ancho; es decir, 88 centímetros cuadrados. La carne de la panceta (en adelante 'lo rojo') está presente en un promedio de 3mm por (siendo generosos, que los somos) el largo de la pieza. Esto nos da un total de 6.6cm2 de la superficie, lo que viene a ser el 7,5% del total.

Esto significa, ni más ni menos, que la grasa (de ahora en adelante 'lo blanco') que nos han vendido es el 92,5% de lo que venía en el envase.

Sin ánimo de menospreciar las propiedades nutritivas y altamente energéticas de 'lo blanco' (un norteamericano medio-tirando-a-obeso puede subsistir perfectamente varios meses a base de la ingesta de esta sustancia sin rechistar), lo que se pretende evidenciar es que este caso es un claro ejemplo de complot empresarial. En ciertos círculos económicos, a esta táctica la denominan "give cat instead hare", lo que aquí toda la vida se ha venido a decir 'Dar gato por liebre'.

Analicemos los factores:

De dónde sale este producto de mierda?
Evidentemente de cerdos fofos. El típico animal de granja que ni lo sacan a pasear, ni a hacer caca (un hecho que en esta especie queda la mar de disimulado) y al que probablemente lo tengan sentado en un sofá viendo la tele todo el día. En definitiva, algo muy parecido a un parado de larga duración.

A quién se le ocurre esta estratagema y quién interviene en el proceso?
Evidentemente la idea la tiene el jefe de compras, al cual un granjero avispado le ha colocado una enorme partida de cerdos con el colesterol por las nubes. En junta ejecutiva el responsable de Marketing ha reinventado el concepto de 'posicionamiento de producto' y ha dado instrucciones al departamento de Logística para que en la cadena de manipulado las mujeres con los dedos más finos coloquen sutilmente las lonchas de manera que sólo se vean los primeros 2,5 milímetros de 'lo rojo' de los tres que hay en la pieza. Y así hasta llegar al circuito de distribución y al punto de venta. Acabando por la cajera del súper, todos son culpables.

Quién sale ganando con esto?
Todos, incluso tú. Además del granjero de los cerdos enfermos y del fabricante sin escrúpulos, la sanidad pública también sale ganando, porque si esto no te mata atascándote las arterias, te inmuniza de las enfermedades cardiovasculares de por vida. De echo, una vez el organismo sobrevive al choque pancefiláctico, los vasos sanguíneos absorben 'lo blanco' y revisten el interior de los conductos con esta sustancia pringosa, favoreciendo la circulación.

Por otro lado, diferentes comités científicos están desarrollando un vehículo cuyo motor funciona con los trozos de 'lo blanco' que un comensal razonablemente cuerdo dejaría en el borde del plato.

Es por este motivo que este caso no ha sido denunciado por Mercedes Milá en 'Diario de...', puesto que a priori esta presunta estafa puede convertirse en una bendición para la Humanidad.

Entonces será cuando se disparará el precio de la panceta en Wall Street.

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