domingo, 12 de agosto de 2012

Prometheus. El spoiler

Si mientras ves una película te fijas más en los errores que en el entretenimiento en sí, es que hay algo que va terriblemente mal. Y esto es, sin ir más lejos, lo que me pasó cuando fui a ver Prometheus.

La habían estado anunciando a bombo y platillo. Que si Ridley Scott esto, que si es la precuela de Alien, que si Gladiator, que si el abuelo fuma... A mí, cuando me envuelven el regalo con tanto papel, al final lo que se esconde es una tremenda mierda. Pero las opciones en la cartelera del domingo pasado, en el único cine a varios kilómetros a la redonda no daban mucho donde escoger.

Y qué demonios, si la película está bien hecha y está entretenida, tampoco soy muy complicado de satisfacer.

Ahora bien, si hubiera sabido de antemano que el guionista principal era Damon Lindehof, causante del desaguisado de Perdidos, por lo menos me hubiera comprado un paquete de palomitas y hubiera arrojado mi cerebro dentro.


No suelo destripar el argumento de las películas pero es que esta vez me lo pide el cuerpo así que aquí empieza el [[[SPOILER]]]:

Primera escena. Unos paisajes acojonantes de un planeta que podría ser o no ser la Tierra, eso nunca lo sabremos. Una nave enorme la sobrevuela y se ve a un ser alienígena de aspecto humanoide al pie de una catarata. Se soma un chupito de algo que parece grasa de bicicleta y se desintegra mientras cae al agua. Significado? No se sabe. Se aclara a lo largo del metraje? No. Cobra sentido la escena una vez sales de la sala? Depende de tu capacidad de imaginación. Es tu tolerancia a la frustración inversamente proporcional a la desidia del guionista? Después de gastarte el dinero en las entradas, definitivamente sí.

Siguiente acto. En las costas de Escocia, un grupo de arqueólogos descubre una cueva con unos pictogramas. En menos de diez minutos datan la antigüedad de las pinturas y confirman que contienen una invitación para viajar a las estrellas para conocer a nuestros creadores. De algún modo logran persuadir a un multimillonario a punto de cascarla y en un aparente corto plazo de tiempo construyen una nave gigantesca, el Prometheus, y se marchan al confín de la galaxia.

Bueno, muy lejos no debe de quedar el planeta de marras porque estamos en el 2092 y solamente se han pasado un par de años hibernando. Si no estoy equivocado, es lo que actualmente se tarda en llegar al planeta Marte.

Bien, pues uno de los tripulantes se ha pasado el viaje despierto, viendo Lawrence de Arabia, aprendiendo idiomas mediante tutoriales de vídeo, espiando los sueños de uno de los miembros de la expedición y manteniendo una impecable raya en el medio de su hermosa cabellera rubia. Si no ha quedado claro que este personaje es menos de fiar que un directivo de una caja de ahorros, enseguida nos enseñan que es un androide. Y yo me pregunto para qué un androide quiere estudiar una lengua utilizando el Speak-up si se le puede programar para que vaya aprendido de casa. Pues porque quiere ser un humano más. Mal rollo. A este tipo habrá que atarlo corto. Lo de espiar los sueños de la gente que está en estado de letargo también se las trae pero lo preocupante es que a un ingeniero se le ocurriera incorporar esta inútil función en las cápsulas de hibernación. Inútil en cuanto a que no sirve de nada más que para que te espie el robot malo de la tripulación.

La nave se aproxima a su destino y sus ocupantes empiezan a despertar. Se reunen en una sala y explican el objetivo de la misión. Eso está muy bien, revelar los detalles de un viaje interestelar de dos años una vez están en el sitio. El equipo científico lo lidera la pareja de arqueólogos que descubrieron la cueva. Luego hay un geólogo con pinta de miembro del 11M irlandés y un biólogo. También hay una mujer que presumiblemente es médico y un número indeterminado de hombres que no se sabe a que se dedican. Se proyecta una película en el que aparece un vejestorio que no es ni más ni menos que el dueño de Industrias Weyland, o sea el señor que paga la fiesta. Les dice que a estas alturas él ya debe de estar muerto pero que el objetivo de la misión es encontrarse con los creadores de la raza humana, los Ingenieros.

El resto del equipo lo compone el capitán de la nave y sus dos ayudantes, el robot maligno y una representante de la compañía Weyland,, interpretada por Charlize Theron. A destacar que este personaje está permamentemente enojada con todo y se duda de si es otro androide (hasta que el capitán de la nave le echa un polvo, más adelante).

Después de la charla la nave aterriza en un un lugar al azar donde casualmente se halla una extraña estructura hueca en la cual sospechan que se hallan los restos de los Ingenieros, los supuestos creadores de la vida en la tierra. El hecho de toparse con este sitio así de buenas a primeras no es imposible, pero sí estadísticamente improbable, teniendo en cuenta que es un planeta desértico y pedregoso de una cierta envergadura.

El sentido común aconsejaría evaluar una serie de factores como la orografía, actividad sísmica, condiciones atomosféricas, etc. pero la expedición científica sale en tropel hacia la misteriosa estructura como si llegaran tarde a una cena. Se montan en unos vehículos todoterreno y recorren una autovía alienígena hasta llegar a la base de la falsa montaña. El geólogo saca unos pequeños robots voladores que cartografían el intrincado sistema de túneles que recorren la estructura, pega un aullido (excelente para provocar derrumbamientos o alertar a posibles seres hostiles) y empiezan a recorrer las grutas.

En un momento dado descubren un primitivo sistema de ventilación y agua que convierte el aire envenenado de la atmósfera del planeta en aire respirable. Nuevamente haciendo una gran gala de inteligencia, el líder de la expedición se quita el casco y anima a sus compañeros a que le imiten. Vale, el aire puede ser respirable pero qué hay de posibles riesgos bacteriológicos? Alguien pondría en peligro la misión solamente porque se le empaña un poco el cristal del casco?

El grupo sigue su camino. Mientras, el androide que los acompaña toquetea algunas inscripciones que hay en las paredes y activa una especie de video de Prosegur que reproduce holográficamente una escena en la que los Ingenieros huyen despavoridos y se meten en una estancia que hay tras una enorme puerta. Uno de los Ingenieros tropieza, cae a los pies de la puerta de piedra y ésta se cierra seccionándole la cabeza.

El androide toca otros símbolos de la pared y abren la puerta. Recogen como trofeo la cabeza del Ingeniero, y descubren una sala llena de urnas con un sospechoso líquido negro como grasa de bicicleta a los pies de una enorme cabeza de piedra con aspecto humanoide. Al geólogo y al biólogo les da mal rollito y dicen que se van. Es muy sutil, pero el guión los acaba de señalar como a las primeras víctimas.

Los demás se quedan un ratito más en la sala cuando desde la nave les dicen que salgan de ahí corriendo porque se aproxima una tormenta de la hostia. El geólogo y el biólogo no oyen esa llamada de advertencia porque... ah, no se sabe por qué. El grueso del equipo sale al axterior, se suben a los vehículos y sin comprobar que se dejan atrás a dos miembros de la expedición (es que claro, son como 6 en total y al quedar 4 ,es fácil descontarse) se largan a toda leche hacia la nave. Llegan no sin ciertas dificultades y someten a la cabeza del Ingeniero a una serie de exámenes. Les preguntan por el geólogo y el biólogo y contestan: "ah, pero no han llegado antes que nosotros?". Respuesta cutre porque ellos se han llevado todos los vehículos sin reparar en que los otros dos andando hasta la nave no podían haberse largado. En fin... sigamos.

Descubren que la cabeza del Ingeniero contiene una especie de parásito del color de la grasa de la bicicleta y aplicando descargas eléctricas logran reanimar la cabeza y hacen que el parásito crezca hasta que la cabeza del desdichado Ingeniero estalla en pedazos, muriendo por segunda vez. Entretanto el androide malvado deposita una gota de líquido que ha recogido de las urnas grasientas de la sala de la cabeza gigante y se la echa en la bebida al líder de la expedición a ver qué pasa. No se sabe ni se sabrá el motivo de esto pero hay que ser un cabrón de aúpa.

El lider de la expedición le echa un casquete a su novia y mientras tanto el capitán de la nave llama a los dos que se han perdido en las cuevas de la montaña hueca. Que es de ser inútil; siendo el geólogo que lleva unos robots rsatreadores de la hostia, perderse en semajante sitio. Una de estas sondas detecta signos de vida en el extremo de un túnel sin salida. Esta información es comunicada a los dos ineptos exploradores que en su ineptitud y gallardía huyen en sentido contrario, acabando en... la sala de las urnas con los líquidos viscosos. Oyen como algo repta por el suelo y descubren una especie de serpiente que se les acerca poco a poco. El biólogo, viendo que un peligroso ser con aspecto de cobra extraterrestre se yergue en actitud hostil, mantiene la distancia y alerta a la nave. No, eso es lo que debería haber hecho. En lugar de eso, se acerca al bicho e intenta acariciarlo. Consecuencia, muerte de los dos boy scouts. La serpiente alien muerde al biólogo. El geólogo le pega un machetazo al bicho y le corta la cabeza, de cuyo interior sale un líquido corrosivo que destruye la escafandra del geólogo y derritite la cara del tipo. Del cuerpo cercenado de la alimaña surge una nueva cabeza que se abre paso a bocados por el traje del biólogo y finalmente se introduce en la boca de la desdichada eminencia científica.

Al día siguiente, una vez ha amainado la tempestad, los de la nave vuelven a las cuevas y descubren a sus compañeros muertos. El androide, que va por libre, se dirige al sitio donde la sonda había detectado indicios de vida y descibre, tras otra puerta que solo él sabe como abrir, un almacén con miles de urnas y un centro de mando de una nave espacial. Allí, otra película holográfica le revela que los Ingenieros estaban a punto de despegar con su cargamento hacia el planeta Tierra. Descubre también que en una cápsula de hibernación todavía hay un Ingeniero con vida. Con esta importante información, vuelve a la nave y no le dice una palabra a nadie.

El grupo que ha descubierto los cadáveres de sus compañeros huye despavorido de la escena y regresan a la nave. El líder de la expedición, antes de entrar intuye que ha sido contaminado de algún modo (unos pequeños tentáculos negros le salen de las cuencas de los ojos) y provoca que la malhumorada Charlize Theron lo achicharre con un lanzallamas para evitar que suba un infectado a bordo. La novia del churrascado no se encuentra bien y descubre para sorpresa suya (es estéril) que está embarazada de dos meses. Obviamente no le hace gracia adivinar que la noche romántica con su novio poseído por un organismo exraterrestre ha tenido como consecuencia un embarazo alienígena no deseado. Afortunadamente  se encuentra lejos del alcance de Ruiz Gallardón y se mete en una cápsula quirúrgica para practicarse un aborto. Por caprichos del guón, la cápsula solamente está preparada para atender a pacientes masculinos, así que tiene que ingeniárselas para engañar a la máquina y que le practique una extracción en la zona abdominal. Se mete varios chutes de anestesia la máquina quirúrgica le extrae el feto de un bicho que no se parece al padre ni a la madre. En lugar de incinerarlo o algo por el estilo, lo esteriliza y se olvida de él. Deambula por la nave y tras un mamparo de un grosor considerable, oye voces de un grupo de gente como si la pared fuera de papel de fumar.

Al entrar, se encuentra con el vejestorio del señor Weyland quien, lejos de estar muerto, quiere bajar a ver al último Ingeniero vivo. El androide,al cual considera su hijo predilecto, se lo ha explicado todo y van a organizar una nueva escapada hacia la montaña hueca. Entretanto el capitán de la nave recibe la señal de la cámara del geólogo muerto. Está a los pies de la nave. Abren la compuerta y un cabreado muerto viviente con una fuerza descomunal se lia a mamporros con varios actores sin frase. Mueren unos cuantos de ellos y finalmente el geólogo resucitado es aniquilado. Si alguien espera a que aparezca el cadáver del biólogo poseído por la serpiente alienígena, que siga esperando, no se sabe nada más de él en toda la película.

La arqueóloga todavía con los puntos frescos baja a tierra con el Sr. Weyland y el resto de la partida. El hecho de su embarazo y posterior aborto de un engendro maligno no se menciona en ningún momento. Es un tema delicado, ya se sabe, pero a veces es mejor comentar ciertas cosas.

Acceden a la sala de mandos de los Ingenieros y despiertan al humanoide. Éste que tiene mal despertar, se carga al Sr. Weyland y a sus guardaespaldas, le arranca la cabeza al robot repeinado y pone en marcha lo que resulta ser su nave espacial, poniendo como objetivo a nuestro planeta. La arqueóloga y la Theron consiguen escapar de ahí. La Theron sube a la nave pero el capitán, imbuido de un repentino ataque de heroicidad, decide que va a estrellar el Prometheus contra la nave de los Ingenieros. Sus copilotos parecen estar de acuerdo en morir horriblemente y se ponen en marcha. La Theron se mete en una cápsula de salvamento y es eyectada.

La Prometheus choca contra la nave enemiga y ésta empieza a caer sobre la superficie del planeta. La arqueóloga y la Theron (que no lo he dicho antes pero resulta que es la hija no querida del señor Weyland) se encuentran bajo una lluvia de escombros y cuando la nave alienígena, con forma de croissant, empieza a rodar hacia ellas, adoptan la infalible táctica de correr en línea recta en la misma dirección que lo hace la nave que las va a atropellar. La Theron es espachurrada y la arqueóloga se salva milagrosamente. Vuelve hacia los restos de la Prometheus y cuando entra en la sala donde se ha hecho el aborto, descubre que tras la compuerta donde había dejado  a la sepia nonata se menean unos tentáculos enormes con intenciones poco claras. De repente de la radio de su traje una voz la avisa de que el Ingeniero ha sobrevivido y va hacia donde ella está. Quien le habla es la cabeza del androide, ni más ni menos.

Un cabreado Ingeniero llega adonde ella está (le ha hecho algo más que rayarle la pintura del coche) y la agarra con la intención de despedazarla. Ella abre la compuerta de la sala de esterilización y el bicho que hay dentro, con más hambre que el perro del afilador, que por comer caliente se tragaba las chispas, se abalanza sobre el Ingeniero y lo liquida.

La arqueóloga rescata la cabeza del androide, quien le dice que hay más de una nave alienígena bajo tierra. Le hacen el puente a una de ellas y sin encomendarse a Dios ni a nadie se dirigen al planeta de origen de los Ingenieros (el planeta en el que están es una base de pruebas) para reclamar venganza o explicaciones, no me quedó muy claro.

Obviamente la escena final nos presenta el cuerpo muerto del Ingeniero, del cual surge una primera versión poco mejorada del Alien que todos conocemos de la primera película que hizo este mismo director.

Y eso es todo. [[[FIN DEL SPOILER]]]

jueves, 2 de agosto de 2012

Tibuthlon

¿Qué hay más clásico en el periodo vacacional que el horror a meterse en el agua que nos inculcó Steven Spielberg a mediados de los 70? Eso y la amenaza de muerte por corte de digestión en las dos horas posteriores a la comida son dos ejemplos de los grandes traumas estivales de los de mi generación.

Celebremos este hito vital con una nueva parodia/mash-up de este clásico de cine con uno de los anuncios que más suenan este verano.



Lo que está claro es que antaño el peligro estaba en el agua; hoy solo nos tenemos que preocupar de que no nos roben los descuideros, ignorar los vendedores de cerveza que pasan cada 2 minutos, declinar amablemente los servicios de masajistas chinas ilegales y no verse envuelto en una redada anti-manteros en las playas de Calafell.

Buen verano!

miércoles, 1 de agosto de 2012

En El Ferrol... Paracetamol

La semana pasada tuve el placer de regresar a la acaudillada ciudad de El Ferrol. Mi anterior visita tuvo lugar diecisiete años antes, un día que mi corbeta atracó en su puerto, camino de Alemania. Pero eso es otra historia, naval y militar que ahora no viene a cuento.

El caso es que, buscando un sitio para comer antes de realizar una visita a un cliente, me di cuenta de que en la calle en la que estaba la gente ponía nombres un tanto peculiares a los comercios...


¿Será que cuando sus clientes van allí lo hacen bajo el síndrome de abstinencia?

En la misma calle, unos metros más allá...


Que vamos, yo allí no voy ni loco, que seguro que no te ponen anestesia ni nada.

Y sin dejar la calle (Pardo Baixo, por cierto) entré a comer en un restaurante que se llama Pousada das Ánimas.

Vamos, que lo más probable es que se aparezca el espíritu de un fumador con el síndrome de abstinencia al que le dio un infarto y se quedó en la mesa de operaciones de la clínica de al lado.

Meigas no sé, pero mal rollo, un rato.