viernes, 12 de febrero de 2010

Monárquicas y republicanas


Toda la infancia chupeteando las intimidades del futuro rey de Beukelaer y de pronto te dabas cuenta de que había aparecido en escena una usurpadora al trono.

Lo más preocupante era que se presentaba como la única con instrucciones de uso. ¿Realmente alguien necesitaba una hoja de instrucciones para comerse una galleta? ¿Provendría ésta de un país de estúpidos?

Sea como fuere, los niños que las devoraban con avidez no habían aprendido aún a leer o bien no se interesaban por la lectura de los envoltorios alimenticios.

Entonces, ¿por qué se esforzaban tanto en explicar algo que no hacía falta ser explicado? Es como si de repente un fabricante de papel higiénico incluyera los detalles de uso (incluyendo dibujos) de cómo manejar el producto.

¿Verdad que es algo totalmente innecesario? ¿A qué cada uno lo hace como sabe, a su manera y de un modo totalmente instintivo? Pues con las galletas, lo mismo.

Llegará un día en que a los niños de esa generación les preguntarán por qué se comían así las galletas y no sabrán responder si era porque sí o porque lo ponía en el envoltorio. Entonces se darán cuenta de que viven en un mundo totalmente controlado, sin libre albedrío, donde todo está escrito.

Y cuando eso suceda, tened por seguro que será demasiado tarde.

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