sábado, 23 de julio de 2011

Tocando fondo

Ahora sí que se puede decir que he llegado a lo más bajo: esta mañana he estado visitando el alcantarillado de Barcelona.

La excursión, que es gratuita, tiene el único defecto de que se hace muy corta y que te quedas con las ganas de perderte por el entramado de aguas fecales que recorre todo el subsuelo de la ciudad.

Es obvio decir que el olor ambiental es uno de los aspectos menos glamourosos de la actividad, pero como decía el guía: "esto no es la sección de perfumería de El Corte Inglés, pero no huele tan mal como la gente se cree". Y la verdad es que no, huele como cuando se embozan las cañerías del edificio y viene la cuba a desatascar. Huele a cloaca.

Otro de los aspectos que más puede preocupar al respetable público ya se avisa en las normas de visita que publica La Fàbrica del Sol en su página web: "es un espacio relativamente reducido [...] donde es probable la presencia de insectos y múridos". Es decir: cucarachas y ratas.

Y ciertamente hemos visto una representación de dicha fauna, aunque a una distancia prudencial y en una cantidad manejable: una cucaracha y dos ratas. De acuerdo a la explicación del técnico municipal, así como las cucarachas son una plaga a exterminar y a la que la empresa que gestiona el alcantarillado dedica una brigada especial, parece ser que los roedores cumplen con una especie de función de conservación.

Según nos cuentan, las ratas, perdón, los múridos dedican el tiempo libre a mordisquear todos aquellos residuos sólidos que acaban en los conductos fecales, ayudando a evitar que se formen obstrucciones en las canalizaciones. El concepto 'residuo sólido' es, asimismo, una manera elegante de describir a lo que es la caca de toda la vida, el zurullo, el ñordo, el mojón o el cagarro. Ciertamente hay un buen puñado de palabras para definir a lo que soltamos en la taza, pero aquí abajo se le llama (con muy mal criterio, creo yo) residuo sólido.

Este quizá es otro aspecto que sorprende nada más adentrarnos en la parte visitable del colector de Paseo San Juan: lo limpio y pulcro que está todo. Sinceramente yo me esperaba la típica estampa de una riada de mierda, un carrito del súper, neumáticos, una bicicleta oxidada, un esqueleto, ratas gigantescas devorando a un cocodrilo albino... en fin este tipo de imágenes que nos han ido inculcando a medida que hemos ido evolucionando en la cultura audiovisual.

Está claro que, para una parte del alcantarillado que está abierta al público, no lo van a tener todo manga por hombro pero, si por mi fuera, no habría tanta iluminación, subiría el nivel del agua hasta la altura de las pantorrillas, soltaría unas cuantas ratas más, de esas a las que en la oscuridad se les iluminan los ojos de color rojo y procuraría mantener un buen estado de acojone entre los visitantes.

Lo único que por ahora estaba en mi mano hacer para dar un toque de dramatismo al foto-reportaje de hoy ha sido pasar las imágenes a blanco y negro, así por lo menos no parecerá que he estado en el pasillo de las bicicletas de niña del Toys'r'us.

Opinión final: para lo que cuesta, muy recomendable!

1 comentario:

  1. Tengo programada la visita y tú comentario me motiva (huele a masoka). Un saludo

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