martes, 2 de agosto de 2011

S018 (parte 2)

[viene del capítulo anterior]


 Al día siguiente no, al otro, me presenté de nuevo en la Oficina. Volví a sacar número en la máquina dispensadora y aguardé mi turno en la sala de espera. Llegado el momento me encaminé hacia la mesa que se indicaba en la pantalla y presenté el formulario debidamente cumplimentado.

"Muy bien, ahora procederemos a darte de alta como demandante de empleo. Para solicitar la prestación deberás ir al INEM", dice la funcionaria.

Levanto una ceja. Miro a mi alrededor y compruebo que realmente me he metido en la Oficina del paro y no en un Mercadona.

"Disculpa, ¿has dicho que vaya al INEM? Pero esto no es la Oficina de Trabajo?", le pregunto esperando que se desencadene un desastre.

"Sí, nosotros (y me señala un grupo de mesas, describiendo un arco con el brazo) somos el SOC [Servei d'Ocupació de Catalunya], y aquellos de allá (indicándome con el dedo un rincón de la sala en el que el color es absorbido y los objetos y las personas se perciben en escala de gris) son los del INEM".

El reparto territorial me parece de lo más curioso; una clara muestra de la duplicidad de tareas, elevando al máximo exponente la ineficiencia organizativa.

"Tu número volverá a salir en la pantalla" me dice. Le hubiera gritado a la cara que ya me la dieron con queso una vez, pero en vez de eso le digo: "¿seguro que vuelve a salir? ¿no hay que coger otro número? ¿los monitores de esta parte de la oficina enseñan los mismos números que los de la sala de espera?". Ante tales muestras de seguridad y aplomo, mi interlocutora trata de aguantarse las ganas de reírse y me dice que me quede tranquilo y que me volverán a llamar enseguida.

Dicho y hecho, mi turno no tarda en salir y me encamino hacia el rincón más alejado de toda la Oficina. El aire poco a poco se vuelve gélido, una nube de vaho sale de mi boca y la luz parece ser engullida justo en el punto al que yo me dirijo. Me toca en suerte una afable sesentona de apariencia inofensiva. Más adelante se verá que esta primera impresión es completamente errónea.

-Buenas, vengo a solicitar la prestación.

-Muy bien, ¿traes el certificado de empresa?

[En 2011 el certificado de empresa se tramita telemáticamente entre la Empresa y el INEM, pero en caso de encuentros con personajes de la Vieja Guardia, como es el caso que nos ocupa, la Empresa emite un papel que confirma que dicha gestión se ha efectuado].

-Sí aquí está.


Superada la prueba, la señora hurga en la aplicación de su ordenador y suelta un:


-¡uy!


-¿uy?

-No sé si he tocado algo o es que el sistema no va bien pero no me aparece tu certificado. Mmmm. Voy a consultar a ver.

Se gira y cuchichea algo con la compañera que tiene al lado. La compañera le clava una mirada asesina y de repente me doy cuenta de que he ido a dar con la inútil del lugar. Un paria entre el funcionariado; la crème de la crème. Me mira con cara de "la he liado parda pero no lo voy a reconocer ni bajo tortura" y me pregunta:

-¿Cuál es el motivo de la extinción de tu puesto de trabajo?

-Un ERE. Aquí está el documento con la resolución.

Vuelve a aporrear el teclado de su ordenador. Pone cara de pasmo y me dice:

-Pues aquí no figura este expediente. Su empresa lo debería haber presentado en la Delegación Provincial y aquí no está.

Decido pasar por alto el hecho de que el expediente de regulación se aprobó en marzo de 2010 y yo soy uno de los últimos en salir, un año después, y empiezo a pensar seriamente que la persona que tengo delante ni siquiera tiene el ordenador encendido. Probablemente sufre una demencia severa y su contratación desgrava al Estado. Y cuidado, porque la señora se envalentona y prosigue:

-Necesitaré la lista de todos los trabajadores afectados.

A ver... dudo que mi Empresa me facilite un listado con la información (probablemente confidencial) de las cerca de 300 personas que han salido antes que yo, las cuales seguro que no se han encontrado en la situación en la que me yo veo envuelto. Y así se lo hago saber, de modo simplificado:

-Me temo que mi empresa no va a poder entregarme esa información.

-Pues sin eso no se puede tramitar la prestación.

La muy bruja me tiene pillado por los testículos y lo sabe. Está disfrutando del momento. Y entonces suelta el golpe final:

-¡Además tienes las vacaciones por disfrutar! Ni siquiera deberías haber venido hoy y eso YA LO TENDRÍAS QUE SABER.

Esta afirmación me revela que sí tiene el ordenador encendido, y comprendo que lo que le revienta es que la haga trabajar sin necesidad. Me imagino a mi mismo clavándole un lápiz afilado en un ojo pero, dado que no tengo inmunidad diplomática, a lo más que me atrevo es a dar un golpe de puño en la mesa para a continuación preguntarle qué día puedo volver a tramitar el papeleo. Me sostiene la mirada y masculla entre dientes:

-Tus vacaciones finalizan e
l 21 de abril.

-Entonces vengo el 21 de...

-¡No! A partir del 21

Estupendo, el 22 es Viernes Santo, festivo en todo el país y más en esta Oficina del Calvario. Sabado, Domingo, Lunes de Pascua fiesta en Cataluña... jodeeer.

-Bueno pues si acaso ya me paso, y a ver si consigo arreglar lo que me falta por parte de la Empresa.

Rezo para que en la próxima ocasión, no me toque esta mujer. Pienso en coger dos números de turno y elegir una mesa que no sea esta. Y ante todo, hago una lista mental en la que no debe siquiera faltar una grapadora de bolsillo.




[continuará]

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