miércoles, 3 de agosto de 2011

S018 (parte 3)

[viene del capítulo anterior]

Me fui para casa con un cabreo de tres pares de narices, pues mi instinto arácnido me avisaba de que en mi siguiente gestión tampoco iba a alzarme victorioso: tenía que llamar a los de Recursos Humanos de la Empresa; huesos duros de roer donde los haya.

Llego al piso, llamo por teléfono y pregunto por el Departamento de Personal. Se pone al teléfono una de las dos chicas que se quedarán una temporada más para cerrar temas. Le explico lo que me ha pasado y qué es lo que supuestamente necesito para conseguir mi subsidio.

-Pero eso que me dices es un poco extraño. No sé por qué te piden eso.

Yo pienso: "Chatina, 'extraño' es mi segundo apellido, y el por qué de las cosas habría que preguntárselo a la abuela poseída de la Oficina de Empleo". Pero le digo:

-Ya, ya, pero ¿me lo podéis solucionar?

-Lo del certificado de empresa, pues si no queda más remedio te lo volveremos a preparar, pero el listado de los trabajadores afectados, eso es imposible, se trata de información confidencial.

Y con este ridículo avance en mis negociaciones me fui de "vacaciones" de Semana Santa al pueblo. Tras unos días de asueto en la bucólica altiplanicie de Utiel regresé al Cubil del Mal con mi certificado de empresa versión 2.0, sin la lista de trabajadores afectados por el ERE, una grapadora de bolsillo en el ídem y un variado repertorio de documentos y expedientes. Saco turno por tercera vez en la máquina de la fortuna y cruzo los dedos de los pies para que la vida me sonría, no que se descojone como es habitual.

Sale mi número en el monitor. ¿Es la misma mesa de la última vez? No lo recuerdo. Conforme avanzo por un pasillo flanqueado de Suplicantes como yo, veo con moderada alegría que ni la mesa ni su ocupante son las mismas de la anterior ocasión. En momentos como este ya sólo se puede remontar. Tomo asiento, le digo a la mujer nº2 a lo que vengo y empiezo a desplegar mi arsenal de papeles.

"No, no, no", dice la mujer nº2. "Solamente necesito el DNI".

Y ya está. Con eso accedió al certificado de empresa, verificó el expediente de regulación y me dio de alta como prestatario en el sistema. Me indicó mi nombre de usuario, mi contraseña, me explicó como funcionaba todo, y le faltó darme un Sugus para que me marchara con mejor sabor de boca, si es que eso era posible.

Debo destacar que mientras la moza hacía esas gestiones, en su pantalla estaba abierto el navegador de Internet con la página del Marca, una búsqueda en Google acerca de Santiago Segura y un par de chorradas más. Lo cual me hace pensar que da igual qué hagas en tu puesto de trabajo si en última instancia das un servicio eficiente a tus usuarios.

Al final la grapadora no me hizo falta, aunque para enfrentarse a la abuela maligna el único remedio eficaz hubiera sido una buena estaca bien afilada.

1 comentario:

  1. Que fuerrrte!!! Deberías ir con cámara oculta pq es totalmente surrealista..

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