De todos es conocido que debajo de una ciudad como Madrid hay un mundo subterráneo que lo recorre y que transporta a una enorme cantidad de gente de un lado a otro.
Los usuarios del metro son gente aparentemente normal, como tú y como yo, pero, dado que se meten bajo tierra cuando apenas acaban de despertar y vuelven a sus hogares con el cerebro hecho trizas, no se dan cuenta de los peligros a los que están expuestos. Las señales que hay por doquier pueden parecer cosas que todos tenemos interiorizadas en nuestro conocimiento de este sistema de transporte, tal como que te puedes pillar los dedos en las puertas, tropezar, dejar salir, no entrar después del silbato, etc.
Pero las autoridades del Consorcio de Transportes de Madrid tratan de advertirnos de cosas mucho más inquietantes y que solamente el ojo experto del forastero es capaz de percibir. A saber:
Alienígenas con escafandra tratan de abducir a los niños mediante la levitación. Es importante que los menores se agarren a lo primero que encuentren.
El uso continuado de este transporte puede provocar desorientación, mareos y pérdida del equilibrio. En realidad, el monigote de la foto está gateando sobre un plano inclinado invisible al ojo humano.
Prohibido decir que las cosas van bien. Vivimos tiempos difíciles en los que se considera de mal gusto restregar por la cara las cosas buenas que le pasan a uno. Hay que solidarizarse con la desgracia colectiva.
Y si no que se lo pregunten a los trabajadores de Metro Madrid.
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