miércoles, 30 de junio de 2010

SIM Memoriam

Se dice que las desgracias nunca vienen solas.

Si ayer acabé de explicar cómo el reloj Casio nos dejó, ahora le ha llegado el turno al móvil. A mediodía de hoy, sus circuitos impresos se han calcinado y ha pasado a mejor vida (o al purgatorio, era de prepago).


Al contario que su compañero de paseo, éste sí que se enciende y se ilumina, pero poca cosa más. Es como una novia enfadada: ni llama, ni escribe, ni nada de nada.

He estado pensando en ir al paquistaní de la tienda de electrónica para que me ofrezca unas palabras de consuelo e irme a casa lleno de paz espiritual.

Tiene guasa que a mi paso se vayan escacharrando los aparatejos de pequeño tamaño que nos ayudan a sobrevivir en el día a día.

De repente, he tenido un horrible presentimiento: ayer por la tarde visité a mi abuela... y lleva marcapasos.


No tengo narices y llamar para ver si todo va bien.

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