martes, 30 de agosto de 2011

Lejanías RENFE

Desde luego en RENFE piensan en todo.

En todo excepto en lo que tienen que pensar, que es en hacer que los trenes vayan de un sitio a otro, que el precio se adecue al servicio, que las estaciones estén bien comunicadas, que las conexiones sean coherentes...

Sin ir más lejos, éste domingo fui víctima del plan maléfico de los simios que planifican la red ferroviaria. Sí he dicho simios porque me niego a creer que un cerebro humano esté detrás de todo esto.
La cosa va como sigue. Hace unos años, el viajero que utilizaba el regional o el cercanías de la línea Madrid-Valencia, llegaba tan ricamente a la Estación del Nord, en pleno centro de la ciudad.

Ahora ya no. Por algún oscuro (o simiesco) motivo, los viajeros deben desembarcar en la estación de Sant Isidre, a unos tres 
kilómetros y medio de la anterior. Además, en ese afán constructivista que últimamente ha enloquecido a los políticos del país, los trenes de alta velocidad (Euromed y Arco) parten de la nueva y flamante estación Joaquín Sorolla, a medio camino entre Sant Isidre y Nord.

Bien. Podríamos pensar que ya tenemos todos los elementos de la ecuación pero no. En un bello gesto por facilitar el enlace a los pasajeros de la línea del regional/cercanías Madrid-Valencia, los revisores de esta línea proporcionan al pasajero un billete de metro con el cual desplazarse de modo gratuito hasta el centro de la ciudad. Se me informa que debo bajarme en la estación Bailén. Vale.

Cuando accedo al andén de la estación de metro de Sant Isidre veo en el mapa que antes de Bailén hay otra estación llamada Joaquín Sorolla y para mayor detalle le colocan el símbolo de estación de AVE.

Yo, que soy muy dado a discurrir, creo que es mejor detener mi trayecto en la estación de Sorolla. Así lo hago y cuando trato de salir a la calle, me percato de que las máquinas canceladoras no admiten el billete que me ha dado el revisor.

Doy un par de vueltas sobre mi eje vertical para expresar mi desconcierto y llamo la atención del jefe de estación. Este se acerca hasta mi posición, al otro lado de la máquina canceladora y me explica que los billetes que facilita RENFE no son válidos para salir por esta estación, que hay que salir en Bailén.

Le pregunto qué estación de metro queda más cerca de la estación de AVE, si Bailén o en la que estamos. Hace como que se lo piensa y responde que en la que estamos. Le digo que no tiene mucha lógica. Él se encoge de hombros y se remite a la explicación dada anteriormente. Le pido si es tan amable de franquearme el paso pero esto sólo reafirma su posición de autoridad y hace que por un instante se olvide de que la barriga le impide ver sur propios genitales.

Sabiendo que la situación sólo puede resolverse echando abajo el panel de plexiglás a golpes de maleta o dar media vuelta, elijo la opción más civilizada y en la que no intervienen dos guardias de seguridad para reducirme.

Bajo de nuevo al andén, espero los casi 20 minutos de la línea verde que lleva hasta Bailén (una frecuencia de paso vertiginosa, lo sé) y desemboco en uno de los lugares más desolados de la capital del Turia: el lugar en que los toxicómanos deben reunirse para ponerse eufóricos, junto a las vías.

Arrastro la maleta unos 400 metros por una calle desierta bajo un sol de justicia y maldiciendo las muelas de no sé exactamente quién, llego a la estación del AVE, saco mi billete a Barcelona y dejo atrás la Ciudad de las Artes Abstractas y las Ciencias Inexactas.


Claro que esto no ha quedado aquí. He escrito tanto al Metro de Valencia como a Atención al Viajero de RENFE, para ver si:

   a) se echan la culpa mutuamente;
   b) no contestan;
   c) responden con una carta tipo: "estimado cliente, agradecemos mucho su escrito, blablabla...", que luego acaba en nada.

Además, esto me ha dado el empujón definitivo para estudiar a fondo las increíbles ubicaciones de muchas de las estaciones de tren de alta velocidad en relación al centro de las ciudades a las que supuestamente te transportan. En breve, más.

6 comentarios:

  1. Es muuuy fuerte, yo también he sido una damnificada del nuevo circuito pero pensaba que era temporal...así que es para siempre???

    ResponderEliminar
  2. Eso deberá ser consultado al Gran Oráculo... perdón, al Gran Monóculo.

    ResponderEliminar
  3. Supongo que pronto "habremus" respuesta de RENFE, no?

    ResponderEliminar
  4. No sé si alguien va a leer esto, pero por si acaso ahí va. Por ahora ya ha contestado Metrovalencia con respecto a la queja que les envié. La respuesta es:

    "Le informamos que el convenio entre FGV y RENFE, vigente ya varios años, sólo permite la utilización tanto de acceso como de término
    de viaje en las estaciones de Plaza España, Bailén y Colón. El uso de cualquier otra instalación de FGV implica la adquisición de un título de transporte".

    Es decir, se remiten al origen de los tiempos, de cuando alguien tuvo una buena idea, y desde entonces nadie se ha molestado en pensar que a lo largo de todo ese tiempo se ha inaugurado una estación nueva de ferrocarril.

    ResponderEliminar
  5. Toma nota que no lo voy a decir 2 veces: Los proyectos ferroviarios los hace por ejemplo Ineco, se aprueban en el Monasterio de Fomento por "expertos" del partido que esta en el poder e inauguro el Ministro de turno cuando quiere salir en la foto. Luego la gente se adapta a lo que hay, que suele ser un truño, y lo ferroviarios sin carnet politico ni sindical, sufren los comentarios muchas veces de la gente corriente que ademas suele tener razon... pero eso sera otro post

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tomo nota de que los proyectos se aprueban en el Monasterio de Fomento. Imagino que cuando todos están de acuerdo deben hacer una fumata blanca.

      Eliminar

Escribe aquí tu comentario. Sé donde vives y dónde trabajas!