viernes, 9 de diciembre de 2011

Un clérigo islámico prohibe que las mujeres toquen frutos fálicos

Esta semana un clérigo islámico ha llegado él solito a la inquietante conclusión de que las frutas como los plátanos, los pepinos o las zanahorias guardan un parecido más que razonable con el órgano sexual masculino. Por esa misma razón ha hecho un llamamiento indicando que las mujeres no deberían tocar ni estar cerca de estos frutos del mal.
"Dicen que es para que no tengamos pensamientos pecaminosos", dice una señora detrás de un velo, "pero la realidad es que no quieren que luego comparemos".

En efecto, un estudio del Instituto del Comportamiento Sexual de Abu Dhabi publicó unos datos preocupantes para la comunidad islámica: los musulmanes tienen el pene pequeño y están constantemente enojados por ello.


El clérigo, del cual se desconoce su nombre (probablemente porque tiene el pene muy corto), ha explicado que las mujeres, con tal de que no tengan deseos sexuales inapropiados, deberán solicitar la ayuda de un hombre cercano para que se encargue de cortar la fruta antes de servirla en el plato.


Varias asociaciones feministas están de acuerdo con la medida siempre y cuando los hombres vayan a comprar ellos mismos las frutas al mercado, tarea tradicionalmente encomendada a las mujeres.

Los hombres se han mostrado totalmente en contra ya que ello rebaja su hombría y los propietarios de los puestos de los mercados han entrado en modo de pánico pues se les han empezado a poner los plátanos maduros porque nadie quiere ir a por ellos.


Finalmente el clérigo se ha desentendido de dicha cuestión y ha declarado que "el tema de la operativa es una decisión a adoptar entre las mujeres y Dios".

Dios, como de costumbre, no sabe no contesta.

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