miércoles, 21 de julio de 2010

Lo que faltaba

IMEI.

Si esta palabra no te dice nada, es que no has leído el capítulo anterior.

Si ya estabas al día, adelante, hoy acaba el relato.

Pasa otra semana entera, sábado y domingo incluidos y a mi no me llama ni el Tato. A estas alturas de la historia, ya se me empieza a hinchar una vena y no digo de dónde, por pudor.

Llega el lunes. Antes de salir de la oficina busco el número de la tienda y llamo para descargar mi furia espartana.

Estupendo, se pone al teléfono una persona que no es la dependienta Melón ni el co-dependiente empanado. Una persona a la cual, obviamente hay que explicarle el guión de la película partiendo de menos 1.

Cuando acabo de soltarle el rollo me dice:

-Yo flipo. No entiendo cómo te vendieron el teléfono sin la tarjeta SIM y además te fuiste sin la factura.

[Se me escapa una lagrimilla de emoción. Ha captado la esencia del problema y hasta parece que simpatiza con mi causa].

-Pues nada, tú ven para aquí y ya está.

-Pero yo si vengo es para que quede todo solucionado, de verdad. Es que ya he ido dos veces. En serio, si no me puedes hacer factura o no tienes tarjeta, no pasa nada. Yo te devuelvo el móvil, tú me devuelves el dinero y me lo compro en otro lado.

-Que no, que no, si aquí tengo un montón de tarjetas de prepago. Vamos a ver, ¿a ti quién te atendió?¿una chica jovencita, rubia?

[El retrato robot encaja con la dependienta Melón, la cual ha recibido montones de tarjetas y ha olvidado NUEVAMENTE llamar para avisar. He aquí otra vez mi número de teléfono en un post-it que acaba archivado en el recipiente de los desechos].

-Mismamente.

-Vale es que yo hoy me he incorporado de mis vacaciones y la chica ha sido trasladada

[dime por favor por favor que está picando piedra en una mina de carbón norcoreana]

a otra oficina,

[uyyyyyyyyyy]

pero como ya te digo, tú pásate y lo dejamos solucionado.

-Vale, pues voy para allá.

A la media hora llego a la tienda. No sé por qué extraño motivo, una cola de tres personas, atendida por dos dependientes requiere un tiempo de espera superior a la media de cualquier cola conocida por el ser humano. La cosa directamente no avanza pero eso da tema para otro post, otro día.

Detrás del mostrador está el co-dependiente empanado y una mujer muy muy morena, con piercing y tatuajes. Desprende un aura de tía chunga que la identifica como la Encargada. Debo procurar que me toque con ella, pues es la que me ha atendido al teléfono.

Hay suerte, me toca ella.

-Buenas tardes, he llamado antes, soy el sin papeles.

-Ah, ya. Vamos a ello. Necesito el IMEI, ¿llevas la caja encima?

-Me temo que tendremos que abrir la carcasa del móvil.

-Si, no hay problema, es que hay que ir quitando y poniendo la batería, pero no es nada. Trae, ya lo abro yo.

Se apunta el IMEI, me devuelve el móvil. Me pide los datos, los da de alta en el sistema, procura darme conversación...

-Pues me sabe mal que te haya pasado todo esto, menos mal que eres un tío legal y has venido a reclamarlo.

-De legal nada. Es que ahora mismo es como si hubiera robado el móvil, si le pasara algo, no tengo ningún tipo de garantía. Bueno, peor que haberlo robado, porque me costó dinero. Además también está el tema de la tarjeta con 12 euros de regalo.

-Ya, si tienes razón. Yo me refiero a que si no hubieras venido era un problema para nosotros, pues al no haber factura, no hay registro de la salida del aparato y nos descuadraría el inventario.

Se dirige al co-dependiente empanado:

-¿Es que de verdad, Javi, no entiendo cómo Raquel vendió este móvil si no funcionaba el sistema.

-Ya... yo tampoco, no sé... yo ante eso prefiero perder la venta...

Y pone cara de no tener ni la más remota idea de lo que le están contando, así que no me puedo reprimir:

-Bueno, tú también estabas ese día y lo comentasteis entre vosotros, así que no te hagas el longui.

Hubiera esperado que me clavara una mirada de odio, pero es sorpresa lo que brilla en sus ojos bovinos.

-Ah... sí ya me acuerdo. Tú ya viniste un par de veces, ¿verdad?

[El que se acuerde de mi indica que estas cosas no se las hacen a todo el mundo y que he sido una víctima aleatoria de la torpeza humana].

La Encargada me dice:

-Uy no sé que ha pasado pero hay que volver a introducir los datos. Tenemos que abrir otra vez para apuntar el IMEI. Y los datos personales, si no te importa...

[¡Grrrrrrrrrrrrrrrr! Sí que me importa, cojones, existe una cosa llamada papel y una cosa llamada lápiz. Sé que en una tienda de telefonía móvil estáis siete niveles por encima de ésta tecnología cavernícola pero creedme: FUNCIONA].

-Sí, claro, cómo no.

-Perdona, ¿eh?

-No, si no pasa nada, tú tranquila.

[Ahhh.. ¿qué haríamos sin el cinismo?].

-Pues aquí tienes: tu tarjeta y tu factura. Y siento mucho lo sucedido.


Ahora tengo mi móvil legalizado y 12 euros para fundir en llamadas. Lo único engorroso es que hay que ir sacando y poniendo la tarjeta SIM en el teléfono... pero, oh, sorpresa, recibo un SMS que me puede ser de gran ayuda...

[Continuará]

1 comentario:

  1. Que tienes que ir sacando la tarjeta?? Y eso??

    No tienes la sensación de que todo ha ido "demasiado" bien??

    Desembucha, que me voy este finde y no tendré conexión!!

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