domingo, 27 de febrero de 2011

El cerrajero, mi mujer y otras cosas de meter

Hacía unas semanas que la cerradura del piso se atrancaba y parecía que un día se nos iba a partir la llave dentro del bombín. Así que, como es mejor prevenir que curar, un día decidimos ponernos en mano de esos misteriosos profesionales que son los cerrajeros.

Las cerrajerías son aquellas empresas que se caracterizan por monopolizar un canal de publicidad muy determinado: las pegatinas pequeñas. Sólo las marcas de fruta utilizan esas pequeñas pegatinas para tunear a sus plátanos o mandarinas, pero no puede considerarse un reclamo de por sí ya que vienen incorporadas al producto adquirido.


Las pegatinas de las cerrajerías aparecen misteriosamente adheridas en persianas metálicas, marcos de puerta y buzones comunitarios. Llegan incluso a superponerse y formar estratos, a través de los cuales uno hasta puede llegar a determinar a qué época pertenecen.

Bueno, pues mi costilla llamó a uno de estos profesionales de la incursión en el hogar ajeno y yo tuve el dudoso honor de atenderlo. El chaval en cuestión subió a casa, se estuvo mirando la cerradura, me pidió la llave, la estuvo probando y al final concluyó:

-Pues sí, no funciona muy bien. Si sólo es cambiar el bombín, son 195€ más IVA. Si en cambio tuviera que cambiar todo el mecanismo y el perfil de la puerta son 295€ más IVA. Si sólo cambio el bombín y resulta que es la cerradura la que está mal y se estropea, entonces ya hay que abrirlo todo y sale más caro.

Vamos a ver, vamos a ver, vamos a ver...

Uno: ¿qué narices es eso de X+IVA? ¿Es que el IVA es opcional? Pues luego me enteré de que sí; más o menos.

Dos: ¿quién es el experto aquí? Yo no, desde luego, para eso ha venido el cerrajero mayor; para que identifique el problema y aplique la solución más adecuada.

Y tres: ¿qué significa eso de que si luego se joroba todo hay que abrir? ¿Es que habrá que hacerle la autopsia para ver dónde nos equivocamos? O mejor dicho: dónde me equivoqué, porque este pollo pretende que sea yo el que asuma la decisión.

Ante este panorama lo único que se me ocurre es decirle que me lo tengo que pensar, rezar para que la cerradura aguante y llamar a otro para tener un presupuesto comparativo. El concepto 'presupuesto comparativo' es una herramienta sutil para detectar si el tipo que ha venido es un estafador, si es un estafador sin escrúpulos o si los cerrajeros del barrio son todos de la misma catadura moral.

En un arranque de ingenuidad llamo al seguro del hogar para saber si mi póliza cubre el coste de este tipo de reparaciones.

-Nosotros le podemos enviar un cerrajero totalmente gratis pero se le cobrará la mano de obra y los materiales empleados. ¿Cuál es el motivo para la sustitución de la cerradura?

-Pues que se ha estropeado.

-Pero, ¿han intentado forzarla?

Un determinado sector de la población hubiera pergeñado una fantástica historia en la que un grupo de ex-militares serbios hubiera intentado allanar mi domicilio, teniendo que salir corriendo justo cuando acababan de petar la cerradura. Este tipo de cuentos, con el único propósito de defraudar a la aseguradora, no sólo no se me ocurren, sino que de intentar llevarlo a cabo se me notaría a la legua.

-No, se ha estropeado y punto.

-¿Quiere que le enviemos a alguien?

-No gracias, para eso ya me basto yo sólo.

Al día siguiente, mi mujer va a otro cerrajero para que le eche un vistazo a la puerta. Entretanto, el primero que vino la llama por teléfono para ver si nos hemos decidido y le comenta que si acaso nos puede hacer la factura sin IVA. Le responde que nos lo estamos pensando todavía.

Finalmente viene el segundo cerrajero a casa para hacer una valoración y le da a mi mujer un precio más económico para lo que sería cambiar el bombín. Ella le dice que si no hace falta entonces cambiar todo el mecanismo y el cerrajero nº2 le pregunta que qué es lo que le pasa a la cerradura, que pensaba que queríamos cambiarla por algún otro motivo.

Ella le explica el problema con la llave y él nº2 se saca un bote de aceite lubricante, engrasa los anclajes y el cerrojo y dice que ya está. La llave gira perfecta y ya no se encalla.

Mi mujer se queda con la boca abierta, pregunta qué se debe y el nº2 (al cual pasaremos a llamar el Cerrajero Honrado) le responde que nada, que dará parte de que sólo había que dar un presupuesto y ya está.

Fin de la historia y 350€ ahorrados. Quisiera añadir una moraleja, pero no se me ocurre nada que no incluya graves insultos hacia Cerrajero Uno.

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