Acto III - Sucursal bancaria. Mesita de la Gestor Comercial y de Servicio.
La bruja avería levanta sus posaderas de la silla y se va hacia el despacho del director. Al momento, una de las personas que en el Acto II se estaba rascando el culo en esa parte de la oficina viene a buscarme y me invita a tomar a siento frente a su mesita. Me pregunta en qué me puede ayudar.
-Estaba pidiendo una hoja de reclamaciones. El Banco me ha bloqueado la tarjeta por error.
-Ajá. ¿Y me podrías decir si esto te ha pasado durante el fin de semana? Es que el fin de semana tuvimos muchos problemas con la tarjetas y...
-No, el problema lo tuve ayer martes. Pero ya tengo más o menos claro qué ha sucedido así que si me puedes dar la hoja de reclamación, por favor.
-Ya... es que para poner una reclamación hay que llamar al Servicio de Atención al Cliente, si quieres llamamos ahora desde aquí.
-No. La reclamación quiero ponerla por escrito.
-Es que nosotros no tenemos, sólo hay de las de la Generalitat...
[Pero qué perrera les ha dado con las hojas de la Generalitat, si precisamente éstas son las que realmente van a misa. Las hojas de reclamación internas del banco sólo sirven si alguien de arriba les quiere dar importancia.]
-¡De esas, de esas son las que quiero yo!
-Vale, ahora te la traigo, pero déjame que mire que es lo que ha pasado exactamente, porque tendrías que haber recibido la nueva tarjeta con el chip que sustituye a la que te ha sido anulada. Se entregaron todas.
-¿Y cómo sabéis que se entregaron todas?
-Pues porque se enviaron todas.
-Enviar no es lo mismo que entregar. ¿O acaso las habéis mandado por correo certificado?
-No por correo normal.
-Entonces no tienes la seguridad de que se ha entregado. La carta se puede extraviar, ir al piso equivocado, alguien la puede coger de mi buzón, se me ocurren muchas maneras de que una carta no llegue a mi.
-Pero es que hemos hecho un seguimiento. ¿No te han llamado para ver si la habías recibido?
-No, nunca.
-Ya.
Se levanta y me trae DOS* hojas de reclamación: la del banco (que no tenían) y la de la Generalitat (Agència Catalana del Consum). Antes de empezar a rellenarlas, se me ocurre hacer una interesante reflexión:
-¿No debería tener el Banco de Calafell la capacidad de saber si un cliente todavía está utilizando una tarjeta antigua y en ese caso poder tomar las medidas oportunas para avisarle de que tiene que ponerse en contacto con el Banco para recoger la nueva?
-Así es y así lo hemos hecho.
Se levanta de nuevo y me enseña un listado en el que figuran todas las personas a las que se les envió por correo la nueva tarjeta y que meses después todavía no la habían activado. La chica me dice:
-A estas personas las hemos ido llamando para decirles "eh, ¿recibisteis la tarjeta? Pues activadla". Y si nos dicen que no, les pedimos que se pasen por la oficina para recogerla. El error que ha habido es que tú estás en esta lista, no te hemos llamado y se te ha bloqueado la tarjeta.
-¿Puedes mirar si La Reina Consorte está en este listado?
-Sí, aquí está.
-Pues su tarjeta todavía está operativa.
-Vale, pues hagamos una cosa, os pedimos las tarjetas nuevas a los dos, así podéis venir a recogerlas el mismo día.
-¿Eso implica anular su tarjeta ahora?
-Sí.
Lo primero que me pasa por la cabeza es decirle: "para tener una licenciatura universitaria, probablemente en Ciencias Económicas, me parece que es una idea bastante estúpida; hay mucha gente en el paro que podría hacer mucho mejor tu trabajo y me parece que el dinero que se maneja en los bancos está en manos de auténticos incompetentes". En lugar de eso le he dicho:
-No me parece una buena idea, puesto que en estos momentos su tarjeta es la única que nos sirve para sacar dinero y comprar. No podemos estar sin ella hasta el lunes de la semana que viene.
-Claro.
Y para tratar de demostrar que es una persona que controla y que en realidad quiere ayudar y no entorpecer me dice:
-¿Está la Reina Consorte en casa? La llamaremos para pedirle que compruebe si hoy todavía le funciona la tarjeta. Si le funciona, bien. Si no, que me lo diga. En cualquier caso que me llame antes de las dos de la tarde para saberlo.
No entiendo muy bien la estrategia de hacer esta llamada. Si la tarjeta funciona, cojonudo. Si no, va a tener que ir a la oficina a atizar a la gestora comercial. Me parece una idea bastante tonta aunque inofensiva, así que haremos la llamada.
Ring, ring. La Reina Consorte me responde con voz de sueño. Le explico que estoy solucionando lo de la tarjeta y que compruebe que la suya funciona. Misión cumplida.
-Bueno, y ahora si no te importa, rellenaré los dos formularios de reclamaciones.
Veinte minutos más tarde, con dolor de mano, ya que no escribía tanto desde mi época de exámenes, le dejo la hojas oficiales de la Generalitat para que las selle y me de mi copia. La del banco, como no lleva hoja de calco, le pido que la selle y me haga una fotocopia.
Y con una sonrisa profidén, esperando que todo esto haya servido de algo, me despido de la gestora comercial con mis reclamaciones bajo el brazo.
*es curioso saber que este Banco se autoproclama como la entidad financiera que menos reclamaciones recibe... ¡pero si hacen lo imposible para que no lo hagas!
www.youtube.com/watch?v=m5voqcN9zm4
ResponderEliminar;-)
jajaja, espero que no se cabree Gandalf el Banco!
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