miércoles, 9 de febrero de 2011

Reclameitor Strikes Bank (parte I - Basterd card)

Por fin.

Queda inaugurado el primer caso de reclamación de 2011. Yo es que sin estas emociones ya no sé vivir.

Exposición de los hechos.

Ayer por la tarde, después de salir del trabajo entro en la boca de metro y voy a la máquina despachadora de billetes para sacar una T10. Introduzco mi tarjeta bancaria en la máquina y me aparece un mensaje en la pantalla indicando que mi "tarjeta ha sido inhabilitada". Y me la escupe. Afortunadamente la escupe. Si hubiera sido en un cajero, se la hubiera tragado, no me cabe la menor duda.

Eso me permite consultar los teléfonos 902 que aparecen en el reverso tenebroso de la tarjeta y llamar al que figura en primer lugar.


Cuando uno se queda tirado no consuela mucho hablar con una máquina de las que te va indicando "si quiere información sobre nuestros productos marque el 1, si desea presentar una reclamación marque 2". El 3 era "otros" o algo así. Todavía no tenía claro en qué situación me hallaba así que elegí la puerta número tres.

"Si desea formular una consulta sobre su tarjeta, pulse el 1...", este tiene que ser, quiero saber que rábanos pasa con mi tarjeta.

"Lo sentimos, Servired no puede ofrecer información acerca de su tarjeta. Póngase en contacto con su entidad bancaria".

Cojonudo. Ahora sé tres cosas: que el primer teléfono es de Servired, que Servired no sabe una mierda de mi tarjeta y que he perdido el primer comodín de la llamada.

Marco el segundo número de teléfono. Después de pasar el test de la voz robótica, me avisan que la llamada va a ser grabada y me pasan con lo que aparentemente es un ser humano.

-Banco de Calafell buenas tardes, le atiende Julita ¿en qué le puedo ayudar?

-Verá he ido a utilizar mi tarjeta bancaria y me ha aparecido un mensaje indicando que la tarjeta está inhabilitada.

-Indíqueme su nombre y su deneí.

-Xavi1973, equisequisequisletrape.

-Muy bien, Sr. Xavi1973, necesito que me facilite su fecha de nacimiento.

-El tal de cual del año pascual.

-Ajá. Ahora dígame las cuatro primeras cifras y las cuatro últimas de su número de tarjeta.

[Me da la sensación de que si acierto esta última pregunta me llevo el bote acumulado].

-unodostrescuatro y cuatrotresdosuno.

-Bien. Sr. Xavi1973 le comunicamos que su tarjeta efectivamente ha sido bloqueada.

[Perfecto, tenemos un coincidencia de información del 100%]

-¿Y por qué ha sido bloqueada?

-Han denunciado su pérdida.

-Mmmm... la verdad es que no se ha denunciado su pérdida.

[El índice de fiabilidad ha descendido al 50%]

-Déjeme ver. Ah. Creo que se ha tratado de un error.

-Muy bien, pues desbloquéela.

-Desafortunadamente nosotros no la podemos desbloquear. Tendrá que ir a su oficina para resolver la incidencia.

[El coeficiente de efectividad ha caído en picado hasta el 0% y mi nivel de cabreo empieza a mostrarse como valor en alza].

-Vamos a ver. ¿Quién ha dado la orden de bloquear la tarjeta?

-No lo podemos saber, señor.

-A ver si lo entiendo. Antes de poder hablar con usted he sido avisado de que la conversación iba a ser grabada. Para poder hacer la consulta le he tenido que dar mi nombre, mi deneí, mi fecha de nacimiento y 8 de los dígitos de la tarjeta. ¿Y pretende usted hacerme creer que no sabe rastrear el origen de la petición de bloqueo?

-Lo siento señor, ya le he dicho que se trata de un error.

-Vale, pero un error de ustedes.

-Así es, lo siento.

-Pero ustedes ¿quienes? Servired o el Banco de Calafell.

-El Banco de Calafell.

-Pero el Banco de Calafell ¿quién? ¿mi oficina o la central?

-No lo sabemos, es un error. Lo sentimos.

[Me temo que la operadora ha entrado en un bucle]

-Pues me dejan ustedes jodido. Hasta mañana por la mañana no puedo ir a la oficina y solucionar esto. Porque, ¿puede ir mi pareja, que es cotitular de la cuenta, ir en mi lugar y desbloquear la tarjeta?

-Sí, por supuesto.

[Nota mental: ante todo debo ir yo a la oficina o van a marear a la reina consorte]

-Muchas gracias por su ayuda.

-Muchas gracias a usted por llamarnos.

Análisis de la situación.

Llevo un billete 50 euros en la cartera pero la máquina expendedora de billetes de metro no acepta billetes de este calibre y en esta estación no hay taquilleros.

Afortunadamente me queda un viaje en el bono de metro.

En caso contrario las opciones hubieran sido las siguientes:

1) Colarme en el metro.

2) Dar un saludable paseo de 50 minutos hasta casa.

3) Subir al autobús y arriesgar mi vida al intentar pagar con los 50 machacantes.

4) Coger un taxi y pretender ingenuamente que el banco me abone el coste más adelante.

5) Llamar al teléfono de atención del cliente del Banc de Calafell y que envíen una limusina a recogerme.

6) Telefonear a mi padre e intentar convencerlo de la necesidad de que me lleve a casa en su coche.

Debo admitir que estas alternativas están ordenadas de más a menos viables o, lo que es lo mismo, de menos a más desagradables.

Utilizo mi último viaje de metro, entonces.

Trato de canalizar mi ira y mientras preparo mentalmente lo que va a ser mi encuentro con los obtusos de la sucursal.

3 comentarios:

  1. Conozco a un amigo que le ha sacado 71 € con 84 centimos a un banco por una promoción mal llevada.
    Eso sí con reclamación por escrito, sino no mueven un dedo.
    Sigue contra ellos, que son pocos y tocan lo que no suena.

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  2. A por ellos.....OEEEE!!!!

    jajajja...la opción 4 hubiera sido genial! Mezclar un taxista en ésto hubiera sido gestar una tragedia de incalculables dimensiones.

    Eso sí que era un buen bucle...

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  3. Si... algún día debo escribir sobre mi particular relación con el mundo del taxi. No es bueno guardarse estas cosas dentro.

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