Este madrileño es otro ejemplo de joven altamente preparado que ve cómo su oportunidad laboral nunca llega. Actualmente vive en casa de sus padres con su mujer y sus dos hijas y se plantea seriamente irse al extranjero para labrarse un nuevo y esperanzador futuro.
"Vivo de la asignación mensual que me da mi padre y gracias a Dios no pasamos estrecheces. Mi mayor ilusión era hacerme cargo de la empresa familiar pero, por el motivo que fuere, a los jóvenes en este país no se nos da una oportunidad para demostrar lo que valemos. No sé para qué me he estado formando tantos años: tengo una licenciatura en Derecho y un máster en Relaciones Internacionales; hablo a la perfección inglés y francés y soy un entusiasta de los deportes. Si en España no puedo mantener a mi familia tendré que mirar qué posibilidades hay en el extranjero".
Felipe, conocedor de que el rey Alberto II de Bélgica abdicó recientemente, no descarta emigrar a ese país para ver si hay algo para él.
"Lo jodido es que de lo mío apenas hay curro y lo normal es que haya que estar pendiente de que alguien estire la pata para ocupar el puesto; y eso es muy siniestro, tío. Si las oportunidades están en Bélgica, pues a aprender belga y para Bélgica, que lo que a mi me sobra son ganas y un par de huevos".
Casos como el de Felipe no son aislados. Es muy conocido el dramático caso de Carlos, de Inglaterra, que a sus 64 años todavía no ha podido encontrar su primer trabajo. "Es una puta mierda, colega, me falta un año para la edad de jubilación y no he dado un palo al agua. ¿Con qué cara creéis que me presento yo cada día delante de mis hijos?".
Estremecedor.
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