miércoles, 11 de diciembre de 2013

Hay algo peor que la tostada caiga por el lado de la mantequilla: que lo haga por el lado de la Nocilla

Me imagino que el tal Murphy no merendaba rebanadas de pan untadas en Nocilla. Si no, fijo que el principio de que la tostada siempre cae por el lado de la mantequilla sería más conocido por contar con la crema de cacao con avellanas como el ingrediente que se aplasta contra la baldosa.


Porque, aparte de que el alimento de los golosos parece mierda cuando no está en su bote o extendida sobre pan, su textura y consistencia hace que el limpiado sea de lo más complicado. He comprobado con estupor que el papel de cocina lo único que hace es extender la capa de chocolate a lo largo y ancho del pavimento, otorgando al alimento desparramado un aspecto más diarreico que nutritivo.

He evitado sacar y publicar fotos del proceso de retirada del pegote que se ha quedado sobre las baldosas de la cocina porque hasta a mí me ha parecido algo muy desagradable como para documentarlo en este blog. Yo, que no tengo perro, ahora me imagino lo que debe representar limpiar los excrementos de nuestra mascota cuando ésta lleva el estómago algo flojo.

Lo que es la rebanada en sí ha salido bastante indemne y, pasando totalmente por alto la regla de los 5 segundos, la he devuelto al plato desde la que se ha arrojado al vacío. Perfectamente consciente de que la capa de Nocilla tiene una alta capacidad adhesiva y que mi merienda podía perfectamente incluir más fibra de la habitual (pelos, fragmentos textiles) la cadena alimenticia ha seguido su curso esperando que el pez pequeño, en forma de bacteria, no acabe con el pez grande.

O por lo menos que el pez grande no acabe sentado en el váter, con lo que se cerraría el círculo.

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