Paseando por las calles de mala reputación aledañas a la Gran Vía (Barco, Ballesta, etc) me llamó la atención que esta zona, aparte de mujeres de mala vida, albergara varias tiendas de lámparas.
Esta en concreto fue merecedora de foto no solo porque no es habitual encontrar un comercio que se dedique al arreglo de la lámpara sino porque todo el conjunto era bastante fotogénico y con un equilibrio de color rojo bastante agradable, incluyendo la motocicleta aparcada en la acera.
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