lunes, 19 de abril de 2010

Descubren el origen de la epilepsia fotosensitiva en los rótulos luminosos de las farmacias

Un estudio realizado en la Universidad de Águilas (Murcia) ha confirmado un hecho que la comunidad médica sospechaba pero que no podía afirmar a la ligera: la epilepsia fotosensitiva es causada mayormente por los rótulos luminosos de las farmacias.


Francisco Bullas, el científico jefe que ha llevado a cabo el experimento sobre el que se han basado los resultados del estudio, explica que "la desafortunada combinación de rojo brillante y verde lima en las cruces de luz intermitente de estos establecimientos hace que se desencadene un ataque epiléptico que puede afectar a 2 de cada 10.000 personas".

"Lo curioso", prosigue Bullas, "es que este tipo de episodio, también conocido como 'pequeño mal' no suele darse entre sujetos de más de 20 años de edad. Esto nos lleva a pensar que no es algo casual: alguien quiere mantener a los menores de edad alejados de las farmacias".

Nuestro equipo de investigación ha logrado contactar con un antiguo miembro del Opus Dei, quien ha revelado más datos del denominado 'Proyecto Pokemon'. El informador, que por razones personales no desea que se le llame 'Garganta Profunda', ha explicado que "lo que se pretendía era impedir que los jóvenes pudieran adquirir fácilmente métodos anticonceptivos, contrarios a la voluntad del Señor".

Las estadísticas avalan esta posibilidad ya que, a pesar de la información que reciben los adolescentes, el índice de embarazos no deseados se sitúa por encima del 12%, creciendo año tras año. Por otro lado, un efecto colateral de los rótulos de farmacia es que inducen a los politoxicómanos a cometer atracos con intimidación. "Eso es algo que deberán demostrar; nosotros no tuvimos nada que ver", replica el informante del Opus.

Raimundo Ramos, teniente coronel retirado del CSID, apunta que "no es la primera vez que se aplica este tipo de barrera subliminal en la población civil. Sin ir más lejos, en las peluquerías de caballeros se colocaban cilindros giratorios con líneas espirales en color azul, blanco y rojo; era para mantener alejados a los invertidos, como solíamos llamarlos en esa época. Con el tiempo, ellos abrieron sus propios salones y el pirulí rotatorio cayó en desuso".

Nuestro reportero tiene la sensación de haber descubierto cosas más escalofriantes pero cada vez que se le pregunta por ello, se va a la cocina, abre el microondas y se queda observando la luz del interior mientras le cuelga un hilo de baba de la boca.

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