lunes, 26 de abril de 2010

Hell's Kitchen: Tiempos

En una receta, uno de los apartados que arroja más confusión al seguimiento de la misma es el tiempo de preparación.


Normalmente, cuanto más prestigioso sea el autor de un texto culinario, más evitará implicarse en arrojar un dato veraz, serio y mensurable acerca del tiempo. Existen dos grandes técnicas para la ocultación de este dato: el relativismo confuso y el conceptualismo abstracto.

La corriente del relativismo confuso suele tomar como referencia un suceso de difícil reconocimiento por parte del Hell's chef. Ejemplos de ello serían las expresiones: "rehogar la carne hasta que esté cocinada", o "dejar pochar hasta que la cebolla se ponga transparente". Un sujeto normal y corriente sabe que algo debe acontecer en torno a la carne o la cebolla, aunque no sabe el qué, como lograr que eso ocurra, ni cuando parar en caso de conseguirlo.

Por contra, el conceptualismo abstracto aturde y confunde por la simplicidad de sus enunciados: "sacar el pollo del horno cuando esté listo", o "dejar hervir un buen rato". Ambas instrucciones son perfectamente entendibles pero permite
incurrir al cocinero en un libre albedrío que probablemente acabe en catástrofe.

En definitiva, ambas técnicas eluden todo tipo de responsabilidades y dejan el marrón a cargo del lector encargado de perpetrar la receta. Esto nos enseña que un buen Hell's chef debe saber escurrir el bulto de un modo totalmente profesional. Para ello, uno deberá proveerse siempre de dos elementos:

- Un temporizador con forma de pingüino, tomate o algún otro elemento inofensivo y alegre. Este adminículo es básico para proyectar la ira y la frustración consecuencia del mal resultado del guiso. Un buen Hell's chef debe aprender a derivar la responsabilidad a terceros por lo que, si son inanimados, mejor que mejor.

- Recetas con intervalos temporales de 15 y 30 minutos. Sólo en casos excepcionales se llevarán a cabo cocciones de 45 minutos (como es el caso del huevo duro) y nunca, nunca jamás se admitirán tiempos de preparación de 60 minutos en adelante. Esto es, a su vez por tres razones de peso.

Razón de peso nº 1: un temporizador normal no admite más de 55 minutos en su escala, lo que nos obligaría a estar pendientes del pingüino, poner un temporizador del temporizador o acordarse de añadir más minutos una vez suene el timbre.

Razón de peso nº 2: con escalas superiores a una hora, es fácil perder la noción del tiempo, del peligro e incluso de lo que se estaba haciendo. Es, por lo tanto, altamente probable que nos olvidemos de que hay algo en el fuego y bajemos al bar a ver el fútbol, saquemos al perro a pasear o que nos vayamos al cine.

Razón de peso nº 3: por pura cuestión de principios, ninguna comida hellskitcheniana merece más tiempo en ser preparada que digerida. Equivaldría a pasarse más rato planchando una camisa que llevándola puesta.

[Sé que la última frase me a va a acarrear el siguiente comentario: ¿pero desde cuándo hace que no planchas tú una camisa?]

1 comentario:

  1. Jajajajajajjaaaaaaaaa!!! Pero quien escribe estas cosas, por Dios???!!! Jajajjajajaaa!! Virgen del Pilar que imaginacion y que labia!! Jajajajjaa!! Me partoooooooooooooo!! Jajajjajaaaaaaaaaaaa!!!

    PD/ Pensaba que ibas a comentar algo sobre mi amigo Gordon (precisamente mi idolo de Hell's kitchen, que no me pierdo uno), pero quia, mucho mejor la parrafada genial que has escrito, ande vas a parar. ;-)

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