Margaret Chan, Directora General de la OMS, ha difundido un comunicado desde la sede de Ginebra en la que "se informa a la humanidad de los efectos beneficiosos para la salud que supone un buen bofetón; ya sea desde el punto de vista del que lo da, como del que lo recibe. Por lo tanto, el próximo 7 de Abril, el Día Mundial de la Salud de 2010 se centrará en la terapia de la bofetada".
Según una reciente entrevista concedida a la revista Nature por Eric Kandel, premio Nobel de Medicina en 2000, "en el proceso se desencadenan diferentes reacciones en el sistema nervioso que a su vez son causa de millones de procesos sinápticos. Éstos estímulos hacen que se liberen sustancias tales como la dopamina, la serotonina o la noradrenalina. Simplificando, es lo que nosotros denominamos amplificación de la señal en un proceso de transducción intracelular".
Como no hemos entendido ni media palabra, hemos llamado a Eduard Punset, que es un señor muy majo y que explica las cosas de manera que se entienden y todo: "el manotazo con la palma abierta estimula el riego sanguíneo e incrementa la posibilidad de que éste llegue con mayor ímpetu a nuestro amigo el cerebro. A ser posible, el sujeto debería recibir una en cada lado de la cara, para equilibrar el beneficio en ambos hemisferios cerebrales".
Punset se anima y prosigue: "El problema está en que la mayoría de las culturas no ven con buenos ojos que se le ponga la mano encima al prójimo. Hace medio siglo, quizás; pero no ahora. En la sociedad en la que vivimos, ¡a ver cómo justificas ponerle la mano encima a un niño o a una mujer! Por muy saludable que sea y por mucha falta que le haga, la gente siempre te va a mirar mal. Aunque todos sepamos lo fundamental que es dar una bofetada a tiempo o que una crisis nerviosa de tipo histérico se resuelve con un par de cachetes, tenemos incrustado ese tabú social que nos refrena de hacer lo que debemos hacer. Salvando las distancias, vendría a ser el equivalente de la marihuana como remedio paliativo para los enfermos de cáncer".
Mientras Eduard sigue hablando, nos alejamos discretamente, andando hacia atrás y sin hacer ruido. Que sea otro el que le cruce la cara para que se calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe aquí tu comentario. Sé donde vives y dónde trabajas!