jueves, 8 de abril de 2010

Le entran a robar mientras duerme y le reparan el grifo de la cocina

"Ese sonido me estaba volviendo loco", declaró ante el juez Radu Clescenco, un buscadísimo ladrón moldavo cuyo modus operandi consistía en robar en las casas mientras sus ocupantes dormían a pierna suelta.

El ladrón, que había accedido a la vivienda de la familia Peláez a través de la azotea, empezó a ponerse nervioso a causa del continuo repiqueteo de un grifo de baja eficiencia ecológica ubicado en la cocina del inmueble.


El señor Clescenco, antiguo oficial mecánico tanquista del Ejército Rojo en Chişinău, instaló una nueva boquilla con perlizador, evitando así el molesto goteo y reduciendo en un 40% el consumo de agua y de energía del grifo.

"Al principio no sé por qué, pero me desvelé súbitamente, como si despertara de una horrible pesadilla" explica Rodolfo Peláez, inquilino del domicilio. "Después de quince años oyendo el plic-plic del grifo de la cocina, al que ya me había acostumbrado desde que entramos a vivir, era como si faltara algo y me temí lo peor: que el casero, al que por cierto debo cinco meses de alquiler, me hubiera cortado el agua".

Armado de un garrote de grandes dimensiones con el texto "Aquí vive un socio del Real Madrid" grabado con hierro candente, el señor Peláez salió de su dormitorio profiriendo varios insultos e imprecaciones. A pesar de su formación militar, el ladrón no pudo esquivar ni mucho menos repeler la lluvia de bastonazos que le propinó el enfurecido inquilino.

Actualmente el ciudadano moldavo, con politraumatismos desde la rabadilla hasta el tabique nasal, se encuentra ingresado en el Hospital Universitario Gregorio Marañón con pronóstico menos grave y parece ser que los cirujanos plásticos confían en que podrán borrar las palabras 'Real' y 'Madrid' que se pueden leer del revés en su frente y en la espalda si uno se fija un poco.

El Juzgado de Instrucción nº1 atendió la demanda interpuesta por la organización SOS Racismo, quienes reclaman a Rodolfo Peláez el desembolso de 80 euros por materiales y mano de obra empleados en la reparación de la grifería de la cocina.
"Hay que tener en cuenta que nuestro cliente no solicitará el importe correspondiente por desplazamiento, ya que casualmente se encontraba allanando el domicilio de su agresor, debiendo recordar que no se pudo consumar ningún tipo de sustracción de las pertenencias del demandado. Es más, al no encontrarse el susodicho al corriente de sus pagos con la propiedad, ni siquiera puede considerarse delictivo el allanamiento como tal sino como una irrupción en la casa equivocada en un momento incorrecto", ha declarado el letrado que la ONG ha procurado a la víctima del apaleamiento.

El propietario del piso ha aprovechado la coyuntura para reclamar por la vía judicial los atrasos del alquiler así como un incremento lineal por mejoras en la propiedad.

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